El programa de educación para la salud con las trabajadoras sexuales se inició el año 2003, se trata de un programa de prevención de riesgos y daños asociados al ejercicio de la prostitución. Su fin es prevenir la infección por VIH y otras ITS entre las trabajadoras sexuales y por extensión sus familias, parejas sexuales, contribuyendo con ello a evitar la diseminación del VIH y otras infecciones.
Este programa se basa en la intervención en el medio natural donde ejercen su profesión las potenciales usuarias, un colectivo que, tradicionalmente, se ve abocado a la exclusión social, y en este caso a una doble exclusión social, que proviene del hecho de ejercer la prostitución y del de ser inmigrantes ya que el 90% de las usuarias lo son.